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.Para ir a la terraza había que inclinar el cuerpo sobre lapared izquierda, rodar unos metros y subir por una escalera desoga hasta el piso alto.Así, poco a poco, su casa se fue transformando en ungran laberinto, de tamaño natural.Al principio, esto lo llenó de satisfacción.Era divertidotransitar esos pasillos que lo conducían también a él, a veces, arutas sin salida (era imposible recordar todos los caminos en lamemoria).Era un laberinto a su medida.A su medida.Desde entonces Joroska invitó mucha gente a su casa, asu laberinto; pero aun los más interesados terminaban, como élen otros acertijos, aburriéndose.Joroska se ofrecía a guiarlos por su casa, pero la gentedespués de un rato decidía irse.Palabras más o palabrasmenos, todos le decían lo mismo: ¡No se puede vivir así!Finalmente Joroska no aguantó su eterna soledad y semudó a una casa sin laberintos, donde pudo recibir sinproblemas a la gente.Sin embargo cada vez que conocía a alguien que leparecía lúcido, lo llevaba a su verdadero lugar.Como hacía aquel niño aviador de El principito con susdibujos de las boas cerradas y las boas abiertas, así Joroskaabría su laberinto para los que le parecían merecedores de tal distinción.Joroska nunca encontró a nadie que quisiera vivir con élen ese lugar.EL CÍRCULO DEL NOVENTA Y NUEVEEL CÍRCULO DEL NOVENTA Y NUEVE ¿Por qué, gordo, por qué nunca se puede estar tranquilo? ¿? Claro, a veces me pongo a pensar.La relación con Gabrielaanda bárbara, mucho mejor que en otros tiempos, pero no llegaa ser lo que a mí me gustaría.No sé, falta pasión, fuego odiversión, no sé.En la facu, pasa algo parecido, voy a las clases,aprendo, rindo los exámenes y los apruebo.Pero no escompleto, me falta el gustito, el placer cotidiano de sentir queestoy estudiando lo que quiero.Y lo mismo es con el laburo.Estoy bien y me pagan buena guita, pero no la que a mí megustaría ganar. ¿Y es todo así? Me parece que sí.Nunca puedo descansar y decir: buenoahora sí, está todo bien.Es así con mi hermano, con misamigos, con la guita, con mi estado físico, con todas las cosasque me interesan. Hace unas semanas, cuando estabas angustiado por lasituación en tu casa, ¿no te pasaba esto? Supongo que sí, pero había otras preocupaciones másgrandes que tapaban estas otras cosas.Esto de hoy, de algunamanera es un lujo , es lo que le daría completud a todo lodemás. ¿Esto es: tu preocupación empieza cuando los grandesproblemas desaparecen? Claro. Esto es, este problema empieza cuando no tienes problemas. ¿Cómo? Claro, cuando todo mejora. ¡Y.sí! Dime, Demián, ¿cómo te suena esto de admitir que tienes unproblema que empieza cuando todo mejora ? Me siento un estúpido. Lo que es, es me dijo el gordo.Hace mucho que no tecuento un cuento de un rey. Verdad. Había una vez un rey, digamos clásico. ¿Qué es un rey clásico ? Un rey clásico en un cuento, es un rey muy poderoso, quetiene una gran fortuna, un hermoso palacio, grandes manjaresa su disposición, hermosas esposas, y acceso a todo lo que se leocurra.Y a pesar de todo eso, no es feliz. Ah. Y cuanto más clásico el cuento, más infeliz el rey. Y este rey ¿cuán clásico era? Muy clásico. ¡Pobre!Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, quecomo todo sirviente de rey triste, era muy feliz.Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno ydespertar al rey contando y tarareando alegres canciones dejuglares.Una gran sonrisa se dibujaba en su distendida cara ysu actitud para con la vida era siempre serena y alegre.Un día, el rey lo mandó a llamar. Paje le dijo ¿cuál es el secreto? ¿Qué secreto, Majestad? ¿Cuál es el secreto de tu alegría? No hay ningún secreto, Alteza. No me mientas, paje.He mandado a cortar cabezas porofensas menores que una mentira. No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto. ¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué? Majestad, no tengo razones para estar triste.Su altezame honra permitiéndome atenderlo.Tengo mi esposa y mis hijosviviendo en la casa que la corte nos ha asignado, somos vestidosy alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuandocon algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo noestar feliz? Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar dijo el rey.Nadie puede ser feliz por esas razones que hasdado. Pero, Majestad, no hay secreto.Nada me gustaría másque complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando. Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de lahabitación.El rey estaba como loco.No consiguió explicarse cómo elpaje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada yalimentándose de las sobras de los cortesanos [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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.Para ir a la terraza había que inclinar el cuerpo sobre lapared izquierda, rodar unos metros y subir por una escalera desoga hasta el piso alto.Así, poco a poco, su casa se fue transformando en ungran laberinto, de tamaño natural.Al principio, esto lo llenó de satisfacción.Era divertidotransitar esos pasillos que lo conducían también a él, a veces, arutas sin salida (era imposible recordar todos los caminos en lamemoria).Era un laberinto a su medida.A su medida.Desde entonces Joroska invitó mucha gente a su casa, asu laberinto; pero aun los más interesados terminaban, como élen otros acertijos, aburriéndose.Joroska se ofrecía a guiarlos por su casa, pero la gentedespués de un rato decidía irse.Palabras más o palabrasmenos, todos le decían lo mismo: ¡No se puede vivir así!Finalmente Joroska no aguantó su eterna soledad y semudó a una casa sin laberintos, donde pudo recibir sinproblemas a la gente.Sin embargo cada vez que conocía a alguien que leparecía lúcido, lo llevaba a su verdadero lugar.Como hacía aquel niño aviador de El principito con susdibujos de las boas cerradas y las boas abiertas, así Joroskaabría su laberinto para los que le parecían merecedores de tal distinción.Joroska nunca encontró a nadie que quisiera vivir con élen ese lugar.EL CÍRCULO DEL NOVENTA Y NUEVEEL CÍRCULO DEL NOVENTA Y NUEVE ¿Por qué, gordo, por qué nunca se puede estar tranquilo? ¿? Claro, a veces me pongo a pensar.La relación con Gabrielaanda bárbara, mucho mejor que en otros tiempos, pero no llegaa ser lo que a mí me gustaría.No sé, falta pasión, fuego odiversión, no sé.En la facu, pasa algo parecido, voy a las clases,aprendo, rindo los exámenes y los apruebo.Pero no escompleto, me falta el gustito, el placer cotidiano de sentir queestoy estudiando lo que quiero.Y lo mismo es con el laburo.Estoy bien y me pagan buena guita, pero no la que a mí megustaría ganar. ¿Y es todo así? Me parece que sí.Nunca puedo descansar y decir: buenoahora sí, está todo bien.Es así con mi hermano, con misamigos, con la guita, con mi estado físico, con todas las cosasque me interesan. Hace unas semanas, cuando estabas angustiado por lasituación en tu casa, ¿no te pasaba esto? Supongo que sí, pero había otras preocupaciones másgrandes que tapaban estas otras cosas.Esto de hoy, de algunamanera es un lujo , es lo que le daría completud a todo lodemás. ¿Esto es: tu preocupación empieza cuando los grandesproblemas desaparecen? Claro. Esto es, este problema empieza cuando no tienes problemas. ¿Cómo? Claro, cuando todo mejora. ¡Y.sí! Dime, Demián, ¿cómo te suena esto de admitir que tienes unproblema que empieza cuando todo mejora ? Me siento un estúpido. Lo que es, es me dijo el gordo.Hace mucho que no tecuento un cuento de un rey. Verdad. Había una vez un rey, digamos clásico. ¿Qué es un rey clásico ? Un rey clásico en un cuento, es un rey muy poderoso, quetiene una gran fortuna, un hermoso palacio, grandes manjaresa su disposición, hermosas esposas, y acceso a todo lo que se leocurra.Y a pesar de todo eso, no es feliz. Ah. Y cuanto más clásico el cuento, más infeliz el rey. Y este rey ¿cuán clásico era? Muy clásico. ¡Pobre!Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, quecomo todo sirviente de rey triste, era muy feliz.Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno ydespertar al rey contando y tarareando alegres canciones dejuglares.Una gran sonrisa se dibujaba en su distendida cara ysu actitud para con la vida era siempre serena y alegre.Un día, el rey lo mandó a llamar. Paje le dijo ¿cuál es el secreto? ¿Qué secreto, Majestad? ¿Cuál es el secreto de tu alegría? No hay ningún secreto, Alteza. No me mientas, paje.He mandado a cortar cabezas porofensas menores que una mentira. No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto. ¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué? Majestad, no tengo razones para estar triste.Su altezame honra permitiéndome atenderlo.Tengo mi esposa y mis hijosviviendo en la casa que la corte nos ha asignado, somos vestidosy alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuandocon algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo noestar feliz? Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar dijo el rey.Nadie puede ser feliz por esas razones que hasdado. Pero, Majestad, no hay secreto.Nada me gustaría másque complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando. Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de lahabitación.El rey estaba como loco.No consiguió explicarse cómo elpaje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada yalimentándose de las sobras de los cortesanos [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]