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.Pero han fracasado debido a la debilidad de la corrupción en sus filas.Tengo intención de devolverlos a su antigua gloria.«¿Gloria?»El Ángel sonó levemente curioso, como si la palaba le resultase extraña.«La Gloria pertenece sólo a Dios.»Valentine no titubeó.—La Clave tal y como los primeros Nefilim la crearon ya no existe.Se han aliado con subterráneos, los no humanos que llevan la mácula de los demonios que infestan este mundo igual que moscas sobre el cadáver de una rata.Es mi intención depurar este mundo, destruir a todos los subterráneos y a todos los demonios.«Los demonios no poseen alma.Pero en cuanto a las criaturas de las que hablas, los Hijos de la Luna, de la Noche, de Lilith y los seres mágicos, todos tienen alma.Parece que tu criterio sobre lo que constituye o no un ser humano es más estricto que el nuestro.—Clary habría jurado que la voz del Ángel había adoptado un tono seco—.¿Tienes intención de desafiar al cielo como aquel otro Lucero del Alba cuyo nombre llevas, cazador de sombras?—No, desafiar al cielo, no, lord Raziel.Aliarme con el cielo.«¿En una guerra creada por ti? Nosotros somos el cielo, cazador de sombras.Nosotros no peleamos en vuestras batallas mundanas.»Cuando volvió a hablar, Valentine parecía casi dolido.—Lord Raziel.Sin duda no habríais permitido la existencia de un ritual por el que se os pudiera invocar si no tuvieseis intención de ser invocado.Nosotros los Nefilim somos vuestros hijos.Necesitamos vuestra guía.«¿Guía? —Ahora el Ángel sonó divertido—.Ése no parece precisamente el motivo de que me hayas traído aquí.Buscas más bien tu propio renombre.»—¿Renombre? —repitió Valentine con voz quebrada—.Lo he dado todo por esta causa.Mi esposa.Mis hijos.He dado todo lo que tengo por esto.todo.El Ángel se limitó a flotar, contemplando a Valentine con sus ojos fantásticos e inhumanos.Sus alas se movían en lentos movimientos no deliberados, como el paso de nubes por el cielo.Por fin dijo:«Dios le pidió a Abraham que sacrificase a su hijo en un altar muy parecido a éste, para ver a quién amaba más Abraham, a Isaac o a Dios.Pero nadie te pidió a ti que sacrificases a tu hijo, Valentine».Valentine hecho un vistazo abajo al altar situado a sus pies, salpicado con la sangre de Jace, y luego miró de nuevo al Ángel.—Si no tengo otro remedio, te obligaré a hacerlo —dijo—.Pero preferiría obtener tu cooperación voluntaria.«Cuando Jonathan Cazador de Sombras me invocó —dijo el Ángel—, le presté mi ayuda porque pude ver que su sueño de un mundo libre de demonios era auténtico.Él imaginaba un cielo en esta tierra.Pero tú sueñas únicamente con tu propia gloria, y no amas al cielo.Mi hermano Ithuriel puede atestiguarlo.Valentine palideció.—Pero.«¿Pensaste que no lo sabría?»El Ángel sonrió.Fue la sonrisa más terrible que Clary había visto nunca.«Es cierto que el amo del círculo que has dibujado puede obligarme a llevar a cabo un único acto.Pero tú no eres ese amo.»Valentine le miró con asombro.—Mi señor Raziel.No hay nadie más.«Sí que lo hay —dijo el Ángel—.Tu hija.»Valentine se volvió en redondo.Clary, caída semiinconsciente sobre la arena, con las muñecas y los brazos atenazados por un dolor atroz, le devolvió la mirada con expresión desafiante.Por un momento, los ojos de ambos se encontraron.y él la miró, realmente la miró, y ella comprendió que era la primera vez que su padre la había mirado jamás a la cara y la había visto.La primera y única vez.—Clarissa —dijo—.¿Qué has hecho?Clary alargó la mano, y con el dedo escribió en la arena a los pies de Valentine.No dibujó runas.Dibujó palabras: las palabras que él le había dicho la primera vez que vio lo que ella era capaz de hacer, cuando había dibujado la runa que destruyó el barco.MENE MENE TEKEL UPHARSINLos ojos de su padre se abrieron de par en par, igual que los ojos de Jace se habían abierto antes de morir.Valentine se había quedado totalmente blanco.Se volvió despacio de cara al Ángel, alzando las manos en gesto de súplica.—Mi señor Raziel.El Ángel abrió la boca y escupió.O al menos eso fue lo que le pareció a Clary: que el Ángel escupía, y que lo que salía disparado de su boca era una centella de fuego blanco, como una flecha llameante.La flecha voló directa y certera sobre el agua y enterró en el pecho de Valentine.Aunque quizá «enterrar» no fuese la palabra: se abrió paso a través de él, como una roca a través de fino papel, dejando un agujero humeante del tamaño de un puño.Por un momento, Clary, con la vista alzada, pudo mirar a través del pecho de su padre y ver el lago y el ardiente resplandor del Ángel al otro lado.El momento pasó.Como un árbol talado, Valentine se estrelló contra el suelo y se quedó inmóvil, con la boca abierta en un grito mudo y una última mirada de incrédula traición fijada para siempre en sus ojos ciegos.«Esa ha sido la justicia del cielo.Confío en que no te sientas consternada.»Clary alzó los ojos.El Ángel flotaba sobre ella, como una torre de llama blanca, cubriendo el cuelo.Tenía las manos vacías, la Copa Mortal y la Espada descansaban ahora junto a la orilla del lago.«Puedes obligarme a llevar a cabo una sola cosa, Clarissa Morgenstern.¿Qué es lo que deseas?»Clary abrió la boca.No brotó de ella ningún sonido.«Ah, sí —dijo el Ángel, y había dulzura en la voz ahora—.La runa.La multitud de ojos de sus alas pestañearon.Algo la rozó.Era suave, más suave que la seda o cualquier otra tela, más suave que un susurro o la caricia de una pluma.Era el tacto que ella imaginaba que podrían tener las nubes si tuviesen textura.Un leve aroma acompañó al contacto.un aroma agradable, embriagador y dulce.El dolor desapareció de sus muñecas.Puesto que ya no estaban atadas, las manos le cayeron a los costados.El escozor en la parte posterior del cuello también había desaparecido, y la pesadez de las piernas.Se puso de rodillas con gran dificultad.Más que nada en el mundo, deseaba arrastrarse por la arena ensangrentada hacia el lugar donde yacía el cuerpo de Jace, arrastrarse hasta él y tumbarse a su lado y rodearlo con los brazos, incluso aunque el muchacho ya no estaba.Pero la voz del Ángel la constreñía; permaneció donde estaba, con la vista puesta en su brillante luz dorada.«La batalla de la llanura de Brocelind está finalizando.El domino de Morgenstern sobre sus demonios ha desaparecido con su muerte.Muchos huyen ya; el resto no tardará en ser destruido.Hay nefelim que cabalgan hacia las orillas de este lago en estos momentos.Si tienes una petición, cazadora de sombras, habla ahora.—El Ángel hizo una pausa—.Y recuerda que no soy un genio.Elige tu deseo con sabiduría.»Clary vaciló.sólo por un momento, pero el momento se prolongó como nunca se había prolongado un instante [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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